Salmonelosis en Barbastro: lecciones para Catalunya

En Cataluña, miles de establecimientos alimentarios funcionan sin inspecciones sanitarias periódicas. Los datos oficiales confirman que las intoxicaciones alimentarias aumentan, pero el sistema de control sigue roto. El reciente brote de salmonelosis en Barbastro, con casi 500 personas afectadas, es un recordatorio de lo que está en juego… y de lo que podría pasar aquí.

Comer fuera en Cataluña: una cuestión de confianza ciega

Restaurantes, carnicerías, pastelerías, mercados ambulantes… En muchos municipios catalanes funcionan sin que un inspector de sanidad haya pasado en años. La responsabilidad recae en los ayuntamientos desde 2009, pero gran parte de ellos no dispone de personal técnico para realizar controles. Resultado: la seguridad alimentaria depende, muchas veces, de la buena voluntad de los propietarios.

Mientras tanto, las cifras son claras: en 2023 hubo 117 brotes de intoxicación alimentaria en Cataluña, con 1.865 personas afectadas y 29 hospitalizadas. Más de la mitad ocurrieron en el sector de la restauración.

El brote de Barbastro: casi 500 intoxicados y demasiadas incógnitas

El pasado domingo, 3 de agosto, el Festival Vino Somontano en Barbastro cerró sus puertas después de que pasaran miles de personas y se sirvieran unas 60.000 raciones de comida en una veintena de establecimientos, entre el jueves y el domingo. Lo que debía ser una fiesta gastronómica se ha convertido en un brote de salmonelosis que afecta, por ahora, a casi 500 personas, con nueve hospitalizadas, incluyendo cinco niños.

Los síntomas: fiebre alta, dolor abdominal, diarrea intensa y malestar general. La causa probable: comida contaminada con Salmonella, entre la que varios testimonios señalan una tapa de longaniza. 

Y aquí la gran pregunta: ¿por qué, una semana después del brote, las autoridades sanitarias de Aragón no han informado del alimento concreto que lo originó ni de quién y cómo se elaboró? Lo único confirmado es que sucedió en el festival. Una feria de vino que ha dejado ingresados por salmonelosis a varios niños.

El mes de julio, en otro festival, en la Coruña, en el Trasan Fest, se produjo una intoxicación alimentaria que ocasionó al menos 162 personas intoxicadas y 22 ingresos hospitalarios. Aún esperamos los resultados oficiales de lo que pasó.

Cataluña: cifras que preocupan y un control roto

La tasa de incidencia de brotes de intoxicación alimentaria en Cataluña alcanzó 1,89 por cada 100.000 habitantes en 2023, una tendencia al alza en los últimos años. Y, según la encuesta  Ómnibus de la Generalitat de Catalunya,  (2024), el 29 % de las personas encuestadas ha sufrido una intoxicación alimentaria en el último año, el 34 % requirió atención médica y el 38 % la atribuye a un bar o restaurante.

La causa no es solo el azar. Desde la aprobación de la Ley 18/2009 de Salud Pública, los 947 ayuntamientos catalanes son responsables de las inspecciones… pero muchos no las hacen. Algunos ejemplos:

  • Arenys de Mar (16.342 hab.): no tiene técnico de sanidad.

  • Bellver de Cerdanya (2.250 hab.): sin medios para inspecciones.

  • Naut Aran (1.921 hab.): indefinición competencial con el Servicio Aranés de Salud.

  • Valls (25.014 hab.): restaurantes de “calçotada” sin inspecciones y sin estar inscritas en el registro municipal.

En cambio, ciudades como Barcelona o comarcas con consorcios sanitarios sí realizan controles periódicos. El resultado: un mapa desigual y una lotería para el consumidor.

Brotes de intoxicaciones alimentarias de 2019 a 2023

Brotes de intoxicación alimentaria en Catalunya de 2019 a 2023

Fuente: Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya

Lo que Barbastro le recuerda a Cataluña

El brote aragonés demuestra que un fallo puntual puede multiplicarse en horas. Allí, la reacción fue rápida, aunque la falta de transparencia sobre el foco deja dudas. En Cataluña, en municipios sin inspecciones, la detección sería más lenta, la trazabilidad más difícil y el impacto potencialmente mayor.

La Salmonella, como otras bacterias peligrosas, no entiende de fronteras ni de competencias. Solo la frenan prevención, controles periódicos, formación del personal y cumplimiento estricto de la normativa.

Competencia desleal y riesgo para alérgicos

No inspeccionar también premia al incumplidor: los locales que cumplen gastan más en higiene, formación y control de alérgenos. Los que no lo hacen, en municipios sin inspecciones, se ahorran incluso las tasas.

El riesgo para personas con alergias graves es especialmente alto. Casos recientes en Asturias y Ciudad Real, donde murieron menores tras consumir alimentos con proteína de leche no declarada, muestran el coste humano de la negligencia.

Medidas urgentes que no pueden esperar

  1. Revisar la Ley 18/2009 para asegurar inspecciones en todo el territorio.

  2. Restablecer convenios con la Agencia de Salud Pública de Cataluña para cubrir municipios sin medios.

  3. Transparencia total: publicar quién inspecciona, cuántas veces y con qué resultados.

  4. Formación obligatoria y verificable para todo manipulador de alimentos.

  5. Campañas ciudadanas para que el consumidor exija y reconozca buenas prácticas de higiene en los establecimientos donde consume.

Un libro que pone nombre a las crisis alimentarias

Si quieres entender qué hay detrás de cada gran brote, el libro INTOXICADAS. Crónica de las mayores intoxicaciones alimentarias en España ofrece un recorrido por seis brotes de intoxicación de gran repercusión. Analiza sus causas, la gestión de las autoridades y, sobre todo, las lecciones que muchas veces no se aplican. Una lectura que conecta con la realidad de Barbastro y con los riesgos actuales en Cataluña.

 

Conclusión: la protección de la salud no es opcional

Barbastro no es una excepción, es un aviso. Allí, el brote se ha gestionado con rapidez, pero sin la transparencia que la ciudadanía merece. En Cataluña, con un sistema de inspecciones incompleto, un caso así podría derivar en una crisis mucho más grave.

La seguridad alimentaria no es un trámite: es la barrera que separa una comida segura de una intoxicación masiva. Y esa barrera, hoy, en demasiados municipios catalanes, está rota. Mientras Generalitat y ayuntamientos no actúen, estaremos jugando con fuego… o, peor aún, con Salmonella.

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