Seguridad alimentaria y etiquetado: el país de origen sí importa
El origen importa: más residuos de plaguicidas en frutas y verduras importadas.
El etiquetado obligatorio del país de origen no es solo una cuestión de información: es una herramienta clave de seguridad alimentaria. Los controles oficiales confirman que los productos importados presentan el doble de incumplimientos que los nacionales.
Saber de dónde viene lo que comemos es un derecho. Pero también es un acto de consumo responsable. En el caso de las frutas y hortalizas frescas, indicar el país de origen es obligatorio, tanto si el producto va envasado como si se vende a granel. Sin embargo, los datos oficiales muestran una realidad inquietante: muchos operadores no cumplen la normativa, y esto distorsiona el mercado, perjudica al productor local y confunde al consumidor.
¿Qué dice la normativa?
Según el Reglamento de ejecución (UE) nº 543/2011, sobre frutas y hortalizas, la indicación del país de origen es obligatoria para todas las frutas y hortalizas frescas comercializadas en la Unión Europea. Esta exigencia se refuerza con el Reglamento (UE) 1169/2011, sobre información alimentaria facilitada al consumidor, que impone la veracidad y claridad de las menciones obligatorias en el etiquetado.
Esto no es solo una cuestión legal: el país de origen influye directamente en las decisiones de compra, especialmente entre quienes priorizan el producto de proximidad, la agricultura local y la sostenibilidad ambiental.
¿Qué revelan los controles en España?
Los últimos controles oficiales publicados en el Informe anual del Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria en España 2023 por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) muestran datos muy preocupantes:
6.834 inspecciones a frutas y hortalizas frescas
2.041 incumplimientos detectados: 29,9 % de tasa de infracción, el segundo porcentaje más alto entre todos los grupos de alimentos inspeccionados
De estos incumplimientos:
52,7 % correspondían a productos sin envasar (granel)
¿Qué tipo de irregularidades se cometen?
Los incumplimientos más frecuentes son:
Ausencia de indicación del país de origen
País de origen incorrecto o que induce a error (por ejemplo, frutas importadas etiquetadas como españolas)
Información poco visible o confusa para el consumidor
¿Por qué importa para un comercio sostenible?
Un etiquetado incorrecto sabotea el comercio justo y sostenible. Si no sabemos de dónde viene el producto:
No podemos apoyar al agricultor local con nuestra compra
No podemos reducir la huella de carbono de nuestro consumo (evitando productos transportados miles de kilómetros)
No podemos elegir con conciencia un modelo de producción más respetuoso con el entorno
En cambio, un etiquetado correcto y visible fortalece la economía local, acerca al productor al consumidor y permite avanzar hacia un modelo de alimentación más justo, transparente y sostenible.
Comprar con sentido: el valor del producto de proximidad
Elegir frutas y hortalizas con origen claro, de temporada y de proximidad:
Apoya la soberanía alimentaria
Fomenta circuitos cortos de comercialización
Disminuye las emisiones ligadas al transporte
Asegura frescura y sabor
Reduce el riesgo de fraudes y mala información
Y para que todo esto sea posible, la información en el punto de venta tiene que ser veraz y completa.
¿Y qué pasa con los pesticidas en frutas y verduras importadas?
El Informe de la Unión Europea de 2023 sobre residuos de plaguicidas en los alimentos, publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en mayo de 2025, aporta datos muy relevantes:
Se analizaron 132.793 muestras de alimentos.
El 96,3 % cumplía con los límites máximos de residuos (LMR).
Sin embargo, 2 % de las muestras presentaban niveles de residuos que incumplían la legislación de la UE, superando los LMR.
Las 132.793 muestras analizadas, se clasificaron así:
Productos de la Unión Europea: 71.617 muestras (53,9 %): 1 % superaron los límtes máximos de residuos (LMR)
Productos importados (terceros países): 55.932 muestras (42,1 %): 3,4 % superaron los LMR (tres veces más que los productos nacionales)
Casos destacables
Entre los productos importados que superaban los límites o contenían sustancias no autorizadas, se encontraron:
Tomates con clorfenapir y clorotalonil de Marruecos y Turquía.
Manzanas con diflubenzurón y propargita de Moldavia y Ucrania.
Pomelos con clorpirifos-metil de Turquía.
Tés y especias con residuos múltiples (como óxido de etileno y acetamiprid) de India, China y Egipto.
Muchos de estos residuos corresponden a plaguicidas no autorizados en la UE, o a usos inadecuados (dosis, intervalo de aplicación o cultivos no permitidos). Además, las técnicas de desinfección en países terceros pueden dejar residuos no contemplados en la normativa comunitaria.
Informe Nacional de resultados de plaguicidas 2023 (España)
El Informe Nacional de resultados de plaguicidas 2023 reportados a la EFSA incluido en el Programa de Vigilancia y Control de Residuos de Plaguicidas en alimentos muestran los siguientes datos:
Muestras analizadas: 2.492
Muestras no conformes (exceden el LMR): 43 (1,73 % del total)
El grupo “Frutas y hortalizas” representó el 82,8 % de las muestras y concentró la mayoría de los incumplimientos.
El plaguicida detectado con más frecuencia en este grupo fue clorpirifos (8 muestras positivas).
Origen de las muestras analizadas
70,8 % de las muestras eran de origen español.
29,2 % de las muestras eran de terceros países y del resto de países de la Unión Europea.
De las 43 muestras no conformes:
24 eran de origen nacional.
19 de terceros países, de las cuales 10 procedían de Marruecos.
Productos nacionales
Muestras de origen nacional: 1.763
Muestras no conformes: 24
Porcentaje de incumplimiento: 1,36 %
Productos importados (terceros países)
Total de muestras de terceros países y resto de Unión Europea: 603
Muestras no conformes: 19 (todas de terceros países)
Porcentaje de incumplimiento: 3,15 %
Los productos importados en España durante 2023 presentaron más del doble de incumplimientos respecto a los de origen nacional (3,15 % en productos importados y el 1,36 % en productos españoles).
¿Qué implica esto para el consumidor?
Cuando una fruta o verdura importada no se etiqueta correctamente, el consumidor:
Puede creer que está comprando un producto nacional, ecológico o más seguro, cuando no lo es.
Desconoce el nivel real de controles aplicados.
Se expone a residuos de pesticidas no permitidos en la UE.
Además, estas prácticas falsifican la competencia, ya que los productores locales, que cumplen con normas más exigentes, se ven desplazados por operadores que recurren a productos mal etiquetados, más baratos y, a veces, más contaminados.
Conclusión: exigir transparencia es proteger la salud y el territorio
Los datos son claros: uno de cada tres alimentos analizados en España presenta problemas en su etiquetado, y los productos importados siguen presentando riesgos asociados a pesticidas no autorizados.
Los controles oficiales muestran que casi 1 de cada 3 frutas y hortalizas en el mercado español incumple algún aspecto normativo en su etiquetado, especialmente en lo que respecta al país de origen. Esta situación no solo vulnera los derechos del consumidor, sino que dificulta el desarrollo de un modelo de comercio alimentario más justo y sostenible
Reforzar los controles y sancionar el fraude no es solo una cuestión administrativa. Es una decisión política y social para proteger:
La salud pública
El modelo agrario local
El derecho del consumidor a elegir con conocimiento
Y como consumidores, también tenemos un poder: leer la etiqueta, exigir transparencia y preferir lo próximo, lo justo y lo veraz.
El futuro de la alimentación pasa por saber lo que compramos, y para eso necesitamos etiquetas que digan la verdad.